Lo que quizá no sepas del rostro de Kant
- Zara Beltrán
- 9 may
- 2 Min. de lectura
Dicen que Kant tenía una rutina estricta: se despertaba, trabajaba, comía, escribía, meditaba y se acostaba siempre a la misma hora. Era tan puntual en sus paseos vespertinos que los vecinos ajustaban sus relojes al verlo pasar.
Cuando observamos a las personas (o a nosotros mismos) organizamos la información que nos llega. Lo primero es su apariencia. Luego su complexión física. Y, por último, cómo se está moviendo, qué está diciendo y haciendo. ¡Y todo esto lo hacemos muy rápido y muy inconsciente!
Una vez que concluimos cómo es esa persona, nos cuesta añadir información que cambie esa opinión, y de ahí muchos errores.
Y en el caso de Kant no es diferente.
¿Qué podemos ver en el rostro de Kant? Fíjate en su perfil.

Observa la línea que he trazado junto al retrato. El perfil de Kant tiene está bastante enderezado (recto) lo que indicaría tendencia a comportamientos frenados o medidos. Y en la zona más alta es la frente, vemos un surco de reflexión marcado (ese hundimiento justo en el medio de la frente que se ve de perfil). Pero… la parte alta de la frente y el mentón renquean hacia atrás, y… ¡fíjate en sus receptores (ojos, nariz y boca)! indican dinamismo, ¡y en la forma de su rostro visto de frente!, indica extroversión.

Y es que en la Morfopsicología diferenciamos entre la forma del rostro, y los receptores, entre otros datos.
De hecho, la realidad es que Kant no era tal y como lo describen. Es más, dicen que era muy sociable y le gustaba participar en la vida social de su ciudad natal de la que apenas salió. Y por lo visto, hasta su madurez no empezó a tener una vida más regular, y todo gracias a la influencia de un gran amigo.
Así es. Las personas somos mucho más que un solo instante, y por eso, si queremos trabajar nuestra consciencia, y/ o ser buenos profesionales en nuestras sesiones, debemos ir más allá de lo aparente.
Por cierto, una cosita importante. Cuando analizamos a alguien que nació el 22 de abril de 1768, lo primero que hay que tener en cuenta es de dónde vamos a sacar las imágenes del rostro. En este caso no hay fotografías (obviamente), así que contamos con dibujos y esculturas. Y ya sabemos que el artista plasmará desde su percepción y, según su destreza, el retrato será mejor o peor. Por eso debemos coger mucha información gráfica ;-)
Retratos: Johann Gottlieb Becker en 1768, cuando Kant tenía 48 años; Condesa Caroline Charlotte Amalie von Keyserlingk en 1755, cuando Kant tenía 31 años; También observé la escultura que hay de él en Kaliningrado. Retratos de frente no se hacían, así que haré lo que pueda.
Me ha encantado Zara el análisis de Kant. Tu blog me parece maravilloso. Añoraba la morfopsicologia , tus análisis, je, je. Espero descubrir muchos rostros contigo. Eres fantástica.
En el dibujo de enfrente parece que tenga una nariz aguileña, en el perfil, mas recta. Acaso se operó?? 😍
Gracias Zara, es un lujo seguirte.